miércoles, 22 de marzo de 2017

SÍNDROME DEL “CARRITO DEL SUPER”

Durante mi etapa en el Ecosistema de la  supervisión de enfermería y en los innumerables cursos de gestión impartidos, he oído siempre la siguiente reflexión, por activa y por pasiva:  los mandos intermedios (se nos llama de diferentes maneras) sois como un “sándwich” os presionan por arriba y os presionan por abajo.
Esta frase resonaba en mi cabeza, y fue al dejar  la gestión cuando pude observar que no solo podemos sentirnos sándwich, sino que muchas veces y sin saberlo padecemos el que yo denomino “Síndrome del carrito del súper”.
Paso a describir los síntomas; si alguno/a se siente identificado/a, a partir de ahora cuando hable de carrito hacedme el favor de pensar y visualizar vuestro ecosistema particular.
El Carrito se mueve por una cantidad de dinero que no es equiparable a la responsabilidad que se le pide. (Diferencia escala salarial poco significativa)
El Carrito es empujado (presionado) para realizar su trabajo, pero muchas veces cambiando de dirección y sin prioridades. (Objetivos mal definidos).
El Carrito ha de conocer toda la organización pero su hábitat normalmente está fuera del núcleo de la misma. (Falta de estructura y sentimiento de pertenencia)
La impresión general sobre los Carritos  es que siempre están reunidos, y son poco efectivos. Y es por eso  que otros componentes de la organización  pueden solucionar los problemas que surgen como  “las bolsas”. (Lideres informales)
El Carrito da la sensación de uniformidad: todos alineados; pero en realidad las cadenas que les unen (normas, falta de liderazgo, trabajo en equipo  etc.) no les permiten capacidad de gestión efectiva.
El Carrito en ocasiones  recibe un trato brusco y se le carga con responsabilidades que no corresponden a sus funciones. (Indefinición de cargo).
El Carrito ha evolucionado poco. Ha pasado de ser de hierro forjado a ser de plástico, en teoría más manejables (nuevos estilos de liderazgo pero con los mismos resultados). Eso sí,  en algunos supers han introducido carritos más pequeños sin monedas, más manejables y que sí están dentro de la organización. (Coordinadores, Transversales)
El Carrito con el tiempo a veces no obedece la dirección marcada y como resultado se le aparta de la fila y se le puede ver vagando tiempo y tiempo. También lo podemos encontrar fuera abandonado por todos, los de arriba y los de abajo, y en el mejor de los casos puede aparecer en otro súper con la paradoja de ser “igual pero a la vez diferente que el carrito de la nueva organización”.

El Carrito podría perdurar en óptimas condiciones, minimizando el riesgo de padecer el Síndrome, con un buen mantenimiento por parte de la organización. (Motivación, Reconocimiento, Salario adecuado…).
Nota del Editor: Este post lo publique por primera vez el martes, 29 de septiembre de 2015, como  invitado en el Blog  Humanizando la Gestión Sanitaria de mi amigo Albert Cortés Borra.

viernes, 17 de marzo de 2017

Roles de Liderazgo

EL BUENO, EL FEO Y EL MALO
Podría ser un buen título para describir los roles desempeñados en los distintos equipos de nuestras organizaciones.
Por eso voy a basarme en la película “El bueno, el feo y el malo”, de Sergio Leoane estrenada en 1966 es uno de los spaghettiwestern más conocidos de la historia del cine. Tres vaqueros muy diferentes (Clint Eastwood, Eli Wallach y Lee Van Cleef) tres cazadores de recompensas persiguen un tesoro (OBJETIVO) que ninguno puede encontrar sin la ayuda de los otros. Tienen que colaborar, al menos en apariencia, pero cada uno sigue su estrategia. Los tres tienen un punto en común, y es que persiguen su objetivo con una perseverancia ambiciosa, superando todos los contratiempos que van surgiendo en el día a día.
Seguro que te has encontrado con alguno de ellos o quizás tú también has desempeñado alguno de estos  “papeles”. Y es que hay situaciones en las que nuestros equipos pueden ser como un spaguetti western.

Voy a empezar con un ejercicio, Cierra los ojos tomate tú tiempo y...
 Piensa por un momento en el mejor (EL BUENO)  jefe que hayas tenido y describe su comportamiento, probablemente utilizaras frases como "me inspiraron con su visión del futuro", "me ayudaron y me enseñaron a progresar" y "me dieron el espacio para alcanzar mis metas”.
Probablemente los recuerdes con calidez; disfrutaste trabajando con ellos. Su estilo de liderazgo estimuló el compromiso con el equipo y  la organización; y te han dejado un recuerdo duradero y positivo.

Ahora vuelve a cerrar los ojos tomate tú tiempo  y...
Piensa por un momento en el peor jefe (EL FEO y EL Malo) que hayas tenido y describe su comportamiento, probablemente utilizaras frases como "me criticaron y no daban valor a mi trabajo", "fiscalizaron cada detalle de mi trabajo", "No me daban el valor que yo tenía favoreciendo a otros".
La gente recuerda a estos líderes durante años  porque sus experiencia ha sido tan negativa que les hecho tener un recuerdo doloroso.

En este ejercicio es significativo también que cuando intentamos identificar ese gran líder y describirlo nos cuesta más, que identificar al peor líder y los comentarios negativos fluyen más fácilmente.
En general todos podemos recordar  fácilmente estos modelos  que seguro han hecho que queramos permanecer en el equipo o poner “pies en polvorosa” del mismo.

EL BUENO
Profesional  trabajador, que se  comunica efectivamente, gran capacidad de escucha activa, se puede colaborar fácilmente con el/ella.
Conocedor de sus capacidades. Es capaz de reconocer  cuales son las debilidades del equipo y transformarlas en fortalezas.
Gran capacidad para trabajar con  el equipo, tiene claro cuál es el objetivo, da su opinión ante los conflictos y su mentalidad es la de Ganar-ganar
Los miembros del equipo lo identifican  claramente como “pro-empleado”; tanto es así que, en ocasiones, incluso es cuestionado por la gerencia.
EL MALO
Es un líder  autocrático que no acepta sugerencias, pues él “lo sabe todo” (y tiene “todo” bajo su control).En cuanto a las relaciones muestra favoritismos, es egoísta y muchas veces con un liderazgo inconsistente, lo que hace que el equipo no salga beneficiado y en todo momento sea él el único que quiera destacar.
Profesional  con gran ambición con ciertas dosis de egoísmo que harán que se consiga el objetivo por encima de todo y todos.
Su ambición y poca capacidad de comunicación  harán que sea visto como un líder tirano.
No hay tiempo para escuchar al empleado; los empleados nunca tienen acceso a él, pues está constantemente reunido. Sus dinámicas operacionales son más bien rígidas y regidas (al pie de la letra) por las políticas y los procedimientos establecidos. 
Su efectividad consiste en controlar en todo momento la plantilla. No tiene términos medios, no hay color gris....todo es blanco o negro.

EL FEO
No se puede encasillar en ninguna de las definiciones anteriores.
Profesional con gran capacidad de adaptación, flexibilidad  y discriminación para encontrarse en la mejor posición en el equipo y conseguir el objetivo.
Siempre los veremos unidos a los más fuertes, lo que le da un cierto aire de menosprecio y agresividad.
En ocasiones toma y defiende posturas que no necesariamente favorecen o son del agrado de la mayoría.
Buen comunicador se explica con naturalidad y con gran soltura.

Como conclusión
Los tres tienen sus fortalezas y sus debilidades.
Probablemente un equilibrio de los tres sería lo ideal, deberíamos poder (como lideres) ser buenos, malos y feos...de vez en cuando. Deberíamos definir claramente cuál es nuestro objetivo, entendiendo que el liderazgo ha de ser  servicio y apoyo; no “control” e imposición de reglas.
Aplicar un poco de cada estilo de liderazgo nos da la base para ser flexibles a las oportunidades, y adaptables a los cambios.

                                       

Quizás es el momento para que los líderes se detengan a escuchar, analizar las  dinámicas, buscar las causas y promover cambios que nos lleven a nuevos resultados.