viernes, 20 de diciembre de 2019

"Juego de la Culpa"

Cuando surgen problemas, jugar el "juego de la culpa" puede causar malestar, hacer perder el tiempo, dañar la cohesión del equipo, y normalmente no  resolverá el problema ni evitará que el error vuelva a ocurrir.



lunes, 17 de junio de 2019

lunes, 22 de abril de 2019

CONVERSACIONES EFECTIVAS, NO PEQUEÑAS CHARLAS





Las grandes conversaciones tienen un impacto poderoso, tanto en nuestra vida personal como laboral.

Hoy quiero centrarme en esas conversaciones que tenemos en nuestras organizaciones, ya sea como líderes o como miembros activos de las mismas.
La mayoría de nosotros seguro que  podemos recordar al menos una (tal vez incluso varias) conversaciones que hemos tenido con un gran "jefe". Una conversación que de alguna manera nos cambió algo en nuestro pensamiento, comprensión o comportamiento.

En la gestión de equipos se invierte en comunicación aproximadamente entre un 85 y un 90% del tiempo.
Es por eso que las conversaciones resultan claves para que las cosas sucedan en las empresas.  A través de las conversaciones se generan vínculos de compromiso entre las personas y con ello logramos los resultados deseados.
Destacar que la calidad de los resultados de una empresa depende de la calidad de las conversaciones que mantengan los miembros de la misma.
De lo dicho anteriormente se puede concluir que una de las herramientas más efectivas que tiene un líder son las “conversaciones efectivas”. Pero paradójicamente también es cierto que es uno de los instrumentos menos utilizados, quizás porque las grandes conversaciones  requieren mucho tiempo y también porque las grandes conversaciones no son sólo simples charlas absurdas donde la comunicación es simplemente hablar, hablar... sin llegar a ningún resultado.


¿Qué es una conversación efectiva o de calidad?

La comunicación efectiva es mucho más que un simple intercambio de información. Se trata de comprender la emoción y las intenciones que hay detrás de la información. Además de poder transmitir claramente un mensaje, también se debe escuchar de una manera verdadera y así alcanzar el significado completo de lo que se dice y hacer  que la otra persona se sienta escuchada y entendida.

Resumiendo: dar y recibir feedback, hacer preguntas, generar confianza o resumir, son algunas de las habilidades comunicativas más  apreciadas. No obstante, como se ha dicho anteriormente, la comunicación efectiva no son solo palabras; la comunicación efectiva combina un conjunto de 4 habilidades que pueden ser aprendidas:

 
Si bien estas habilidades  se  aprenden, la comunicación es más efectiva cuando se vuelve espontánea en lugar de mecánica. Cuanto más esfuerzo y práctica pongas, más instintivas y efectivas serán tus habilidades de comunicación.


UNA CONVERSACIÓN DE ALTA CALIDAD NORMALMENTE TIENE TRES ETAPAS:

Cuando queremos  iniciar una conversación efectiva la hemos de preparar partiendo de un sentimiento honesto o una expresión sincera de necesidad (solicitud de ayuda, invitación a participar, etc.).  Esto indica a las otras personas  la importancia de la misma.

Preparar el escenario para una conversación:

Determinar  con quién se va a hablar
Elegir el momento y el lugar oportuno
Determinar el tema sobre el que se va a hablar


Las conversaciones efectivas a menudo siguen un camino natural de divergencias / convergencias que va más o menos así:



Reflexiona un momento

¿Cuáles son tus conversaciones pendientes? ¿Con quién no tuviste conversaciones?

Piensa en las personas de tu equipo y repasa  con qué  frecuencia te sientas con ellos y tienes una conversación poderosa.

¿Por qué crees que no tuviste conversaciones con esas personas exactamente?

A menudo, nuestra respuesta más inmediata es... "No he tenido tiempo" o "No estaban en ese momento, no estaban disponibles"... etc. A mí me suena a excusas.  ¿Y a ti? ...
Cuando analizamos esta pregunta más a fondo, a menudo nos damos cuenta de que hay algunas personas con las que tenemos una tendencia a evitar tener conversaciones reales. Puede haber muchas razones para esto, simplemente porque no nos caen bien, o porque en otras ocasiones han terminado de forma negativa, o porque sabemos que hay  desacuerdos que no queremos que resurjan.

Otras veces asumimos que no  estamos teniendo conversaciones  porque creemos  que no es necesario. "Saben dónde encontrarme”, “son profesionales y ya  me dirán si me necesitan", etc.
Cualquiera que sea la razón para evitarlo, estas conversaciones pendientes deberían ser como “una gran bandera roja” que ondea frente a ti y te dice que es necesario resolver algo.

¿Con quién estás hablando?¿Qué conversaciones de calidad has tenido y con quién?

Tómate un momento y piensa en la semana que ha pasado. Con quién hablaste más allá de un“¿Cómo estás?” O “¿Viste el partido ayer?”, ¿Cómo va? etc.

¿Con qué frecuencia estás teniendo conversaciones de calidad?
¿Estás contento con esta frecuencia?
¿Qué crees que pasaría si incrementaras la frecuencia para todos o algunos de ellos?

 “No hay nada más difícil que conseguir la confianza sin arrogancia. Generar una conversación entre iguales es el arte supremo.”
Theodore Zeldin




miércoles, 23 de enero de 2019

Caperucita Roja – La versión del Lobo


En toda historia o conflicto hay tantos puntos de vista como actores participan en el mismo.
La verdad es que solemos dar por real la historia que nos cuenta un ser querido, una persona conocida, alguien a quién valoramos o le damos autoridad, y no nos damos la oportunidad de comprobar por nosotros las historias que nos dicen de hechos y personas que no conocemos, y de esta forma muchas veces perpetuamos prejuicios, malas opiniones, somos pregoneros que hechos que no conocemos.
Es parte de nosotros el dar por sentado que las experiencias de los otros son la única verdad y  desperdiciamos la ocasión de averiguar un poco más, de oír a la otra parte, conocer  esa otra persona...
Este relato nos invita a reflexionar y tomar conciencia de los diferentes puntos de vista que existen y de ¿Cuántas veces nos hemos  detenido a pensar que solo tomamos en cuenta una versión ante diferentes historias y personas?

El cuento del lobo
El bosque era mi hogar. Yo vivía allí y me gustaba mucho. Siempre trataba de mantenerlo ordenado y limpio. Un día soleado, mientras estaba recogiendo las basuras dejadas por unos excursionistas, sentí pasos. Me escondí detrás de un árbol y vi venir una niña vestida en forma muy divertida: toda de rojo y su cabeza cubierta, como si no quisiera que la vieran. Andaba feliz y comenzó a cortar las flores de nuestro bosque, sin pedir permiso a nadie, quizás ni se le ocurrió que estas flores no le pertenecían. Naturalmente, me puse a investigar. Le pregunté quién era, de dónde venía, a dónde iba, a lo que ella me contestó, cantando y bailando, que iba a casa de su abuelita con una canasta para el almuerzo. Me pareció una persona honesta, pero estaba en mi bosque, cortando flores. De repente, sin ningún remordimiento, mató a un zancudo que volaba libremente, pues también el bosque era para él. Así que decidí darle una lección y enseñarle lo serio que es meterse en el bosque sin anunciarse antes y comenzar a maltratar a sus habitantes.
La dejé seguir su camino y corrí a la casa de la abuelita. Cuando llegué me abrió la puerta una simpática viejecita, le expliqué la situación y ella estuvo de acuerdo con que su nieta merecía una lección. La abuelita aceptó permanecer fuera de la vista hasta que yo la llamara y se escondió debajo de la cama.
Cuando llegó la niña la invité a entrar al dormitorio donde estaba yo acostado, vestido con la ropa de la abuelita. La niña llegó, sonrojada, y me dijo algo desagradable acerca de mis grandes orejas. He sido insultado antes, así que traté de ser amable y le dije que mis grandes orejas eran para oírla mejor. Ahora bien, me agradaba la niña y traté de prestarle atención, pero ella hizo otra observación insultante acerca de mis ojos saltones. Ustedes comprenderán que empecé a sentirme enojado. La niña tenía bonita apariencia, pero empezaba a serme antipática.
Sin embargo, pensé que debía poner la otra mejilla y le dije que mis ojos me ayudaban a verla mejor. Pero su siguiente insulto sí me encolerizó. Siempre he tenido problemas con mis grandes y feos dientes y esa niña hizo un comentario realmente grosero. Sé que debí haberme controlado, pero salté de la cama y le gruñí, enseñándole toda mi dentadura y diciéndole que eran así de grandes para comerla mejor. Ahora, piensen ustedes: ningún lobo puede comerse a una niña. Todo el mundo lo sabe. Pero esa niña empezó a correr por toda la habitación gritando y yo corría detrás de ella tratando de calmarla. Como tenía puesta la ropa de la abuelita y me molestaba para correr, me la quité, pero fue mucho peor. La niña gritó aún más. De repente, la puerta se abrió y apareció un leñador con un hacha enorme y afilada. Yo lo miré y comprendí que corría peligro, así que salté por la ventana y escapé.
Me gustaría decirles que éste es el final de la historia, pero desgraciadamente no es así. La abuelita jamás contó mi parte de la historia y no pasó mucho tiempo sin que se corriera la voz que yo era un lobo malo y peligroso. Todo el mundo comenzó a evitarme. No sé qué le pasaría a esa niña antipática y vestida en forma tan rara, pero sí les puedo decir que yo nunca pude contar mi historia. Ahora ustedes ya lo saben.

“Siempre hay otras historias sobre una misma situación.”

¿Cuántas lobos malvados creemos conocer guiándonos por la historia de alguna, o algún, Caperucita?

¿A cuántos lobos les hemos permitido contar su historia y conocerlos antes de formarnos una opinión?

Si la abuelita o el leñador pudieran contarnos su versión ¿Qué nos dirían?

¿Quién tiene la razón Caperucita o el lobo?