El verano es una época asombrosa;
es un tiempo anhelado por casi todos y que nos acerca a las vacaciones, ya sea en el
mar o en la montaña.
Pero como dice mi amigo y colega
Albert en su tuit, 6 de agosto
2018 “El período vacacional solo sirve para coger impulso. El impulso para
acometer nuevos proyectos de #Humanizacion de la #gestiónsanitaria . Septiembre
va a traer las primeras novedades del proyectoHUGES”
Cuando estudiamos la organización
pensamos en un grupo humano con sensibilidades, valores y creencias.
Es por eso que estos días y tras
alguna que otra fiesta popular me he parado a pensar que igual que dicen que las
fiestas populares son el alma de los pueblos, la Humanización también podría ser el alma de la organización.
"La fiesta primitiva era como una efervescencia colectiva, una de
las formas elementales de la vida colectiva y la expresión de una solidaridad
mecánica". E. Durkhleim
La humanización también ha servido
para que muchos creamos y recuperemos esa colectividad y necesidad de solidaridad.
La humanización, al igual que la
fiesta, es bella y apasionante como experiencia; la fiesta retoma valores y
sentimientos y un retorno al pasado, Por eso muchos hablamos de
Re-Humanización.
La humanización, al igual que la
fiesta, ha roto monotonías, ha sabido sacar lo mejor de las personas y ha
sabido conectar a las personas entre sí. Y además es un elemento potente de
unión de grupos con intereses diversos pero quizás sin saberlo también objetivos
comunes.
Como decía aquel: “QUE NO TERMINE LA FIESTA”
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