El papel de los mandos intermedios ha sido, es y será crucial en muchas organizaciones. Son el puente de unión entre la dirección y los trabajadores.
Pero la realidad es que, en muchas ocasiones, son poco
valorados. Hay quien dice que hay muchos, y se repite la célebre frase “muchos jefes
y pocos indios”, otros dicen que no hacen nada, solo cubren bajas y están
reunidos todo el tiempo etc. La dirección los ve como un coste, y no como un activo no les dan el valor que se merecen. De ahí esa
sensación de ser un mero sándwich
Como nexo o puente se les debe permitir implementar la
estrategia y los cambios organizativos, manteniendo a los trabajadores
focalizados en las tareas necesarias.
En definitiva, para que los mandos intermedios funcionen hay
que tener en cuenta:
¿Cómo elegimos quién puede ocupar el cargo?
Por antigüedad.
Promoción interna.
Elegir al mando intermedio fuera de la compañía.
Sea cual sea la vía de elección hay que tener en cuenta:
Hay que entender el
nuevo ROL y tener claro los cambios que va a experimentar (ya no es uno más del
equipo).
No hay que caer en el
error de dejarlos “aprender sobre la marcha “.
Ha de conocer dónde va a ejercer su actividad de liderazgo.
Ha de saber gestionar equipos, y estar alineado con la
cultura de la organización.
En conclusión, los mandos intermedios son los profesionales que
más personas gestionan, son los grandes movilizadores de la organización… o los
grandes frenos si no están debidamente alineados, capacitados y enfocados en su
nuevo ROL.
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