Cualquier época es buena para reflexionar. Es por eso que
quiero poner en común una serie de dudas
o reflexiones sobre la marcha de todo
eso que nos hemos dado en llamar Humanización de nuestras organizaciones.
En ningún momento quiero que el lector se sienta atacado; al contrario, lo que
pretendo es poner en común algo que
vengo observando en todas las organizaciones en mayor o menor medida y ver si
estas reflexiones son compartidas por los compañeros.
¿Estamos
todos alineados con los objetivos de Humanización?
¿Responde
toda la organización por igual al reto de la humanización?
¿Se
analiza la situación y estrategias de los diferentes departamentos (horarios,
cargas de trabajo, dotación de personal, edad, años de experiencia. presión
asistencial, cronicidad etc.)?
¿Cuándo
hablamos de Humanización medimos los resultados de forma global o solo de forma
particular?
¿Somos
capaces de que las personas vean la conexión entre el propósito y la cultura de
la organización?
¿La
humanización solo debe apoyarse en la formación?
¿Quién
cree en el proyecto?
¿Con
quién se puede contar?
¿Qué
rol ocupan los líderes (políticos, gerentes, CEOS, línea media estratégica etc.)?
¿Qué
rol ocupan las personas que hacen uso de una manera u otra de nuestros
servicios?
¿Para
qué cambiar? ¿Qué hay que cambiar? Y ¿Qué está frenando el cambio?
¿Qué
podemos hacer diferente? Y ¿Qué vamos a hacer en realidad?
En definitiva,
El
proceso de Humanización requiere un compromiso
para construir nuevos esquemas y
estructuras de funcionamiento, y generar una visión y unos valores enfocados a
una verdadera organización y sociedad humanizada.
Se trata de generar una cultura donde
las personas puedan expresarse, desarrollarse, puedan sentirse parte del
proyecto.
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