STOP AGRESIONES, NO MÁS AGRESIONES etc. etc, “Aumentan las agresiones al personal
sanitario en 2017. Casi 300 agresiones a personal sanitario en un año. Más de
un 70% de las agresiones han sido sobre mujeres profesionales. Los profesionales sufrieron algún tipo de agresión.
230 fueron verbales, 18 físicas y en 48 hubo ambas cosas. Cifras que se han incrementado con respecto a
2016. (Vicky Luis | Jose Luis Ravelo
| Canarias | Actualizado el 04/01/2018 a las 16:21 horas
A3Canarias)
Los
enfermeros denuncian que sufren 55 agresiones diarias. Por ello, el Sindicato
de Enfermería ha puesto en marcha la campaña 'Stop Agresiones'. Enfermeras Satse
insta a denunciar las agresiones para
que se haga visible el problema que sufren.
Ocho de
cada diez enfermeros las ha sufrido a lo largo de la vida laboral y con esta
campaña, ‘#Stopagresiones. Nada justifica una agresión', quieren
que se generalice la idea de que las agresiones no forman parte de su trabajo.
Dicen
que las agresiones están aumentando y solo se denuncia el 11% de los casos.
Calculan unas 20.000 al año. A los usuarios les recuerdan que los recursos
sanitarios han sufrido recortes, pero que la agresividad no es la solución. (http://www.antena3.com/noticias/sociedad/los-enfermeros-denuncian-que-sufren-mas-de-50-agresiones-diarias_201803015a9814f20cf2552830bf0d2b.html)
Aun con mi experiencia como formador en el curso “Cómo
prevenir las agresiones al personal sanitario”, veo con estupor y ,por qué no
decirlo, con rabia, noticias en
televisión, prensa y redes sociales acerca de que se sigue
agrediendo al personal sanitario por ciudadanos/as que acuden a los
centros sanitarios tanto en el ámbito
público como en el privado, al igual que ocurre en otras profesiones en mayor o
menor medida.
Tradicionalmente se ha tenido la idea de que
era necesario tolerar algún tipo de
actos considerados leves (gritos, impertinencias etc.), como parte de nuestro quehacer profesional
por el hecho de atender a población en situación de dificultad sanitaria/social.
Como consecuencia, la agresión se ha
asimilado como algo habitualmente presente en el ejercicio profesional:
normalizarlo y abundar en este tipo de filosofía puede llevar a situaciones de
riesgo e indefensión reiterada de los/las profesionales: nuestra labor se enmarca dentro
de un sistema de derechos y obligaciones que deben respetarse para que pueda
producirse la relación de ayuda.
Las personas violentas y agresivas son una amenaza, tanto
para nuestra salud física como para la emocional. A veces nos encontramos con
personas que levantan la voz, que te intimidan con sus gestos, que se comunican
de forma agresiva y violenta. Gente llena de rencor, de inseguridad, que para
superarse necesitan dañar y menospreciar a los demás.
El ser humano tiende a protegerse de lo que le supone
una amenaza. Hacer frente a la agresión puede ser difícil y estresante.
Vaya de antemano que ninguna
agresión es justificable por muy mal que lo estén pasando las personas.
Esto me lleva a preguntarme, y os invito a preguntar,
qué se está haciendo mal:
FACTORES DE
RIESGO
Primero miraremos hacia nosotros:
Es cierto que determinados factores de riesgo son
inherentes a nuestra profesión, pero no por ello deben obviarse a la hora de la
prevención de las agresiones.
Incumplimiento
de los planes de prevención de riesgos de violencia en lugar de trabajo, no
tomar las medidas preventivas recomendadas
Saturación de servicios
Deficiencias
en el diseño del centro (sala de espera, temperatura ambiental, asientos,
ruidos, mala iluminación…)
Falta de espacios adecuados (hacinamiento)
Ratios mal dimensionados
Falta de material
Esperas que se hacen eternas sin ningún tipo de
información
Demora en la asistencia, pruebas, intervenciones
etc. Sin un plan informativo que explique el motivo de la demora.
No atender las quejas de forma adecuada
No atender las demandas de las personas sin
razonarle los motivos: de organización, medios o recursos que nos impiden
satisfacer sus expectativas.
Falta
de información institucional, falta de personal con formación adecuada que
satisfaga las inquietudes de las personas en atención al motivo de su
consulta o visita al centro
Deficiencia
en el trato dispensado a las personas
Defectos en la información y la atención a
situaciones de riesgo vital o de emergencia, especialmente sentidas por los
familiares o acompañantes en los servicios especiales (Urgencias, UCI…)
Imprevisión y apoyo institucional adecuado a
situaciones de muerte o duelo
Interferencias de problemas personales en el
trabajo
Conflictos
entre el personal del centro, que generan tensiones y hostilidad en el
ambiente susceptibles de repercutir en el comportamiento de las personas
Descoordinación con el resto de compañeros
(médicos, ABS…)
Dificultad personal para adaptarse al ambiente
laboral y/o mantener buenas relaciones con los compañeros
Insatisfacción profesional por trabajar en
servicios propensos a crear mayor estrés laboral
Actitudes de intolerancia, prepotencia,
insensibilidad hacia los enfermos o sus familiares y acompañantes
Negativas no razonadas a peticiones de prestación
sanitaria (fármacos, pruebas, certificados, etc.)
Desconocer la organización del centro
Desconocer los circuitos de previsión de atención
sanitaria complementaria.
Falta de habilidades sociales y de comunicación.
Escucha activa
Desconocer los indicadores de riesgo de conducta
violenta
|
FACTORES DE
RIESGO
Ahora miramos
hacia fuera:
Todo
el mundo puede ponerse agresivo en un momento dado; pero hay gente que conserva
la calma durante mucho tiempo y otros que enseguida se ponen a la defensiva.
Para
que se produzca la explosión agresiva es necesario que la persona experimente
pérdida de control respecto de su situación (de la enfermedad que está
padeciendo).
Todos reaccionamos
de manera exagerada cuando pensamos que nos están tomando el pelo o nos están
robando algo que creemos nuestro.
La conducta agresiva puede ser la reacción ante una
amenaza, la manera que tiene la persona de responder cuando se siente
intimidado.
Normalmente
la persona agresora siente una
necesidad, o vive un problema
que se expresa en una demanda de atención inmediata,
sin tener en cuenta si hay otras personas esperando ser atendidas, y
quizás en situaciones que puedan revestir mayor gravedad que la suya.
Características
que puede reunir una persona Potencialmente agresora:
Personas con escasas habilidades personales y
sociales, así como con baja
resistencia a la frustración
Personas con escaso nivel de instrucción y
desconocimiento de la normativa
que regulan la asistencia y recursos sanitario/sociales
Personas cuyas expectativas en torno a la
atención son mayores, o diferentes
a las que ésta puede ofrecerles en la situación que
plantean
Personas en situación de necesidad derivada de
problemáticas de larga etiología y multifactoriales
Personas en situaciones en las que existan graves
dificultades para realizar
correctamente el cuidado de sus hijos/as o personas
dependientes a cargo
|
Personas
potencialmente Agresivas:
FRUSTRADOS: Personas con frustraciones diversas, ya sea por la propia
enfermedad, problemas personales, laborales, familiares, económicos, sociales,
etc.
POCO RECEPTIVOS: A las explicaciones en las que se basa la necesidad de dar
o prolongar una baja laboral, pruebas diagnósticas, derivar especialista,
etc.
SIMULADORES: Simulan síntomas y signos con el fin de obtener algo en
beneficio propio (cobrar una pensión, baja laboral etc.)
PARANOICOS: Personas con rasgos propios de rigidez, egocentrismo,
desconfianza, suspicacia, proyecta su culpabilidad hacia los demás. Frío en
el trato y tendencia a la agresión.
ANTISOCIAL: No admite las normas de conducta social establecidas.
Utiliza el sistema en beneficio propio. Agresivo ante cualquier contrariedad.
SOMATOMORFO: Presenta numerosas quejas con exploración negativa.
Hiperfrecuentador.
PSICÓTICO: No acostumbra a ser muy peligroso, raramente es
agresivo con el personal.
OLIGOFRENIA: Puede reaccionar de forma explosiva ante
frustraciones. Comunicación muy reducida.
SENILIDAD: Pueden descompensarse y reaccionar violentamente
ante situaciones frustrantes.
TOXICOMANÍA: Entran en agresividad cuando no se les facilitan los
psicofármacos que solicitan.
|
CONCLUSIÓN
Las
acciones violentas de los usuarios del sistema sanitario o de sus familiares y
acompañantes sobre los profesionales en el lugar de trabajo van en aumento en
todos los países industrializados en los últimos años, llegando a representar
un motivo de preocupación y alarma para
los profesionales sanitarios.
Las
situaciones de violencia se han ido extendiendo desde las empresas de bienes
hasta las organizaciones públicas del sector servicios, siendo precisamente los profesionales relacionados con
este sector, tal y como indica la Organización Internacional del Trabajo, las
que presentan un mayor riesgo de sufrir agresiones o actos de violencia debido
al estrecho contacto con las personas.
La relación que se establece entre los ciudadanos y los
profesionales en el ámbito de la prestación de los servicios sanitarios, no es
ajena a posibles cargas de agresividad que se manifiesta en determinadas
ocasiones.
Este
fenómeno no es específico de los servicios sanitarios y además es un problema multifactorial.
Entre
los deberes que tiene el ciudadano encontramos el de hacer uso adecuado de los
servicios sanitarios en un ambiente de mutua cordialidad, confianza y respeto,
para mejorar las relaciones entre ciudadanos y
profesionales de la salud.
Respetando
los derechos y observando los deberes obtendremos una mejora del ambiente
laboral para los trabajadores de la salud y una mejor prestación de servicios
para los ciudadanos.
La
prensa debe hacerse eco no solo de la agresión/es, sino de las sentencias y el
coste judicial aplicado al agresor/es para que se tome conciencia de que
agredir “NO sale gratis”.
¡SIEMPRE, SIEMPRE! comunicar y denunciar si procede cualquier
tipo de acto de violencia. ¡Recuerda que lo que no está escrito, no
existe!
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