Hoy no tengo por menos que dirigirme a esos compañeros que
cuando acabas el turno tienen la capacidad de hacerte sentir mal como
profesional y como persona.
Deciros:
Que yo también estoy asustado/a por la situación que
estamos pasando.
Que yo también tengo
familia por la que me preocupo tanto por si caen enfermos como lo que yo puedo
contagiarles.
Que yo también tengo taquicardias y miedos cuando voy
llegando al hospital.
Que yo no tengo la culpa de que me hayan enviado a vuestra
unidad con más o menos experiencia, aunque
seguramente soy un enfermero/a con más
años de profesionalidad que vosotros/as en otros destinos.
Que yo también sufro la falta de material al igual que
vosotros/as y, recordad, ahora no estoy en mi departamento.
Que a mí como a vosotros/as no me han formado en pandemias
y aislamientos masivos.
Que yo pongo todo mi empeño por ayudar y no estorbar.
Que aunque no sea parte del equipo ahora sí lo soy del
grupo y creo que nuestro objetivo común ha de ser el de hacer todo lo posible
para sacar adelante a nuestros pacientes.
Que yo trato a los compañeros/as de la misma manera en la
que me gustaría ser tratado/a, porque si esto sigue así en algún momento todos
cambiaremos de unidad y dejaremos de ser los veteranos de la unidad.
Es por eso que me gustaría:
Que os presentarais igual que yo me presento.
Que no me hagáis sentirme solo/a en la unidad, no soy
invisible.
Que confiarais en
mí.
Que no proyectarais vuestros enfados, problemas,
frustraciones en mí.
Que no utilizarais ese tono burlesco y de superioridad
cuando no encuentro una cosa.
Que cuando os pregunte no elevéis el tono de voz para dirigiros a mí, y cuando yo os pida que me lo digáis de otra manera, no
me contestéis “YO SOY ASÍ Y SIEMPRE HABLO ASÍ...”.
Que me permitáis mis tiempos en el cuidado de las personas,
yo tengo muy claro que soy el/la
responsable de mi trabajo.
Que si vosotros/as como buenos “amiguetes” tenéis tiempo de
tomar un café aunque sea de pie, yo no he tenido tiempo ni de ir al wc y no
“penséis” que no me organizo.
Para finalizar deciros que no me daré por vencido/a, y que
ni vosotros/as, ni la situación, van a hacerme sentir frustrado/a como profesional y como persona.
Me despido con esa sonrisa que encuentro a faltar cada día
de mis “queridos/as colegas”.