Cuando surgen problemas, jugar el "juego de la culpa" puede causar malestar, hacer perder el tiempo, dañar la cohesión del equipo, y normalmente no resolverá el problema ni evitará que el error vuelva a ocurrir.
viernes, 20 de diciembre de 2019
martes, 10 de diciembre de 2019
lunes, 9 de diciembre de 2019
jueves, 28 de noviembre de 2019
lunes, 18 de noviembre de 2019
lunes, 28 de octubre de 2019
martes, 15 de octubre de 2019
jueves, 10 de octubre de 2019
martes, 1 de octubre de 2019
miércoles, 4 de septiembre de 2019
jueves, 25 de julio de 2019
jueves, 11 de julio de 2019
jueves, 27 de junio de 2019
lunes, 17 de junio de 2019
jueves, 13 de junio de 2019
martes, 4 de junio de 2019
viernes, 31 de mayo de 2019
lunes, 22 de abril de 2019
CONVERSACIONES EFECTIVAS, NO PEQUEÑAS CHARLAS
Las grandes conversaciones tienen un impacto
poderoso, tanto en nuestra vida personal como laboral.
Hoy quiero centrarme en esas conversaciones que tenemos en nuestras
organizaciones, ya sea como líderes o como miembros activos de las mismas.
La mayoría de nosotros seguro que
podemos recordar al menos una (tal vez incluso varias) conversaciones
que hemos tenido con un gran "jefe". Una conversación que de alguna
manera nos cambió algo en nuestro pensamiento, comprensión o comportamiento.
En la gestión de equipos se invierte en
comunicación aproximadamente entre un 85 y un 90% del tiempo.
Es por eso que las conversaciones resultan claves para que las cosas
sucedan en las empresas. A través de las
conversaciones se generan vínculos de compromiso entre las personas y con ello
logramos los resultados deseados.
Destacar que la calidad de los resultados de una empresa depende de la
calidad de las conversaciones que mantengan los miembros de la misma.
De lo dicho anteriormente se puede concluir que una de las
herramientas más efectivas que tiene un líder son las “conversaciones efectivas”. Pero paradójicamente también
es cierto que es uno de los instrumentos menos utilizados, quizás porque las
grandes conversaciones requieren mucho
tiempo y también porque las grandes conversaciones no son sólo simples charlas absurdas
donde la comunicación es simplemente hablar, hablar... sin llegar a ningún
resultado.
¿Qué es una conversación efectiva
o de calidad?
La comunicación efectiva es mucho más que un simple intercambio de
información. Se trata de comprender la emoción y las intenciones que hay detrás
de la información. Además de poder transmitir claramente un mensaje, también se
debe escuchar de una manera verdadera y así alcanzar el significado completo de
lo que se dice y hacer que la otra
persona se sienta escuchada y entendida.
Resumiendo: dar y recibir feedback, hacer preguntas, generar confianza
o resumir, son algunas de las habilidades comunicativas más apreciadas. No obstante, como se ha dicho
anteriormente, la comunicación efectiva no son solo palabras; la comunicación
efectiva combina un conjunto de 4 habilidades que pueden ser aprendidas:

Si bien estas habilidades se aprenden, la comunicación es más efectiva
cuando se vuelve espontánea en lugar de mecánica. Cuanto más esfuerzo y
práctica pongas, más instintivas y efectivas serán tus habilidades de
comunicación.
UNA CONVERSACIÓN DE ALTA
CALIDAD NORMALMENTE TIENE TRES ETAPAS:
Cuando queremos iniciar una
conversación efectiva la hemos de preparar partiendo de un sentimiento honesto
o una expresión sincera de necesidad (solicitud de ayuda, invitación a
participar, etc.). Esto indica a las
otras personas la importancia de la misma.
Preparar el escenario para una conversación:
Determinar con quién se va a hablar
Elegir el momento y el lugar
oportuno
Determinar el tema sobre el que se
va a hablar
Las conversaciones efectivas a menudo siguen un camino natural de
divergencias / convergencias que va más o menos así:

Reflexiona un momento
¿Cuáles son tus conversaciones pendientes?
¿Con quién no tuviste conversaciones?
Piensa en las personas de tu equipo y repasa con qué
frecuencia te sientas con ellos y tienes una conversación poderosa.
¿Por qué crees que no tuviste
conversaciones con esas personas exactamente?
A menudo, nuestra respuesta más inmediata es... "No he tenido tiempo" o "No estaban en ese momento, no
estaban disponibles"... etc. A mí me suena a excusas. ¿Y a ti? ...
Cuando analizamos esta pregunta más a fondo, a menudo nos damos cuenta
de que hay algunas personas con las que tenemos una tendencia a evitar tener
conversaciones reales. Puede haber muchas razones para esto, simplemente porque no nos caen bien, o
porque en otras ocasiones han terminado de forma negativa, o porque sabemos que
hay desacuerdos que no queremos que
resurjan.
Otras veces asumimos que no
estamos teniendo conversaciones porque creemos que no es necesario. "Saben dónde encontrarme”, “son profesionales y ya me dirán si me necesitan", etc.
Cualquiera que sea la razón para evitarlo, estas conversaciones
pendientes deberían ser como “una gran bandera roja” que ondea frente a ti y te
dice que es necesario resolver algo.
¿Con quién estás hablando?¿Qué
conversaciones de calidad has tenido y con quién?
Tómate un momento y piensa en la semana que ha pasado. Con quién
hablaste más allá de un“¿Cómo estás?” O
“¿Viste el partido ayer?”, ¿Cómo va? etc.
¿Con qué frecuencia estás
teniendo conversaciones de calidad?
¿Estás contento con esta frecuencia?
¿Qué crees que pasaría si incrementaras la frecuencia para todos o
algunos de ellos?
“No hay nada más difícil que conseguir la
confianza sin arrogancia. Generar una conversación entre iguales es el arte
supremo.”
Theodore Zeldin
miércoles, 13 de febrero de 2019
lunes, 11 de febrero de 2019
miércoles, 23 de enero de 2019
Caperucita Roja – La versión del Lobo
En toda historia o conflicto hay
tantos puntos de vista como actores participan en el mismo.
La verdad es que solemos dar por
real la historia que nos cuenta un ser querido, una persona conocida, alguien a
quién valoramos o le damos autoridad, y no nos damos la oportunidad de
comprobar por nosotros las historias que nos dicen de hechos y personas que no
conocemos, y de esta forma muchas veces perpetuamos prejuicios, malas
opiniones, somos pregoneros que hechos que no conocemos.
Es parte de nosotros el dar por
sentado que las experiencias de los otros son la única verdad y desperdiciamos la ocasión de averiguar un poco
más, de oír a la otra parte, conocer esa
otra persona...
Este relato nos invita a
reflexionar y tomar conciencia de los diferentes puntos de vista que existen y de
¿Cuántas veces nos hemos detenido a
pensar que solo tomamos en cuenta una versión ante diferentes historias y
personas?
El cuento del lobo
El bosque era mi hogar. Yo vivía allí y me gustaba mucho.
Siempre trataba de mantenerlo ordenado y limpio. Un día soleado, mientras
estaba recogiendo las basuras dejadas por unos excursionistas, sentí pasos. Me
escondí detrás de un árbol y vi venir una niña vestida en forma muy divertida:
toda de rojo y su cabeza cubierta, como si no quisiera que la vieran. Andaba
feliz y comenzó a cortar las flores de nuestro bosque, sin pedir permiso a
nadie, quizás ni se le ocurrió que estas flores no le pertenecían.
Naturalmente, me puse a investigar. Le pregunté quién era, de dónde venía, a
dónde iba, a lo que ella me contestó, cantando y bailando, que iba a casa de su
abuelita con una canasta para el almuerzo. Me pareció una persona honesta, pero
estaba en mi bosque, cortando flores. De repente, sin ningún remordimiento,
mató a un zancudo que volaba libremente, pues también el bosque era para él.
Así que decidí darle una lección y enseñarle lo serio que es meterse en el
bosque sin anunciarse antes y comenzar a maltratar a sus habitantes.
La dejé seguir su camino y corrí a la casa de la
abuelita. Cuando llegué me abrió la puerta una simpática viejecita, le expliqué
la situación y ella estuvo de acuerdo con que su nieta merecía una lección. La
abuelita aceptó permanecer fuera de la vista hasta que yo la llamara y se
escondió debajo de la cama.
Cuando llegó la niña la invité a entrar al dormitorio
donde estaba yo acostado, vestido con la ropa de la abuelita. La niña llegó,
sonrojada, y me dijo algo desagradable acerca de mis grandes orejas. He sido
insultado antes, así que traté de ser amable y le dije que mis grandes orejas
eran para oírla mejor. Ahora bien, me agradaba la niña y traté de prestarle
atención, pero ella hizo otra observación insultante acerca de mis ojos
saltones. Ustedes comprenderán que empecé a sentirme enojado. La niña tenía
bonita apariencia, pero empezaba a serme antipática.
Sin embargo, pensé que debía poner la otra mejilla y le
dije que mis ojos me ayudaban a verla mejor. Pero su siguiente insulto sí me
encolerizó. Siempre he tenido problemas con mis grandes y feos dientes y esa
niña hizo un comentario realmente grosero. Sé que debí haberme controlado, pero
salté de la cama y le gruñí, enseñándole toda mi dentadura y diciéndole que
eran así de grandes para comerla mejor. Ahora, piensen ustedes: ningún lobo
puede comerse a una niña. Todo el mundo lo sabe. Pero esa niña empezó a correr
por toda la habitación gritando y yo corría detrás de ella tratando de
calmarla. Como tenía puesta la ropa de la abuelita y me molestaba para correr,
me la quité, pero fue mucho peor. La niña gritó aún más. De repente, la puerta
se abrió y apareció un leñador con un hacha enorme y afilada. Yo lo miré y
comprendí que corría peligro, así que salté por la ventana y escapé.
Me gustaría decirles que éste es el final de la historia,
pero desgraciadamente no es así. La abuelita jamás contó mi parte de la
historia y no pasó mucho tiempo sin que se corriera la voz que yo era un lobo
malo y peligroso. Todo el mundo comenzó a evitarme. No sé qué le pasaría a esa
niña antipática y vestida en forma tan rara, pero sí les puedo decir que yo
nunca pude contar mi historia. Ahora ustedes ya lo saben.
“Siempre hay otras
historias sobre una misma situación.”
¿Cuántas lobos malvados creemos
conocer guiándonos por la historia de alguna, o algún, Caperucita?
¿A cuántos lobos les hemos
permitido contar su historia y conocerlos antes de formarnos una opinión?
Si la abuelita o el leñador
pudieran contarnos su versión ¿Qué nos dirían?
¿Quién tiene la razón Caperucita
o el lobo?
domingo, 20 de enero de 2019
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